La IntenciĆ³n De Los Diez

Ricky Kurth|El objetivo de Dios al dar los mandamientos era lograr que los hombres amaran a Dios y a su prĆ³jimo.

por el pastor Ricky Kurth

La Sociedad BĆ­blica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artĆ­culos devocionales con el nombre Two Minutes with the Bible. En 2T15, publicamos traducciones al espaƱol de dichos artĆ­culos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendiciĆ³n para su vida.

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Pues el fin del mandamiento es el amor nacido de corazĆ³n limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida” (I Timoteo 1:5 - RV1865)

“El mandamiento” aquĆ­ es una referencia a los diez mandamientos, los cuales Dios ve como uno (Santiago 2:10,11). El “fin” del mandamiento se refiere al propĆ³sito o intenciĆ³n de los diez mandamientos. Usamos la palabra “fin” de esa manera cuando preguntamos: “¿Con quĆ© fin estĆ”s haciendo lo que estĆ”s haciendo?” El objetivo de Dios al dar los diez mandamientos fue amor. El objetivo de Dios al dar los mandamientos era lograr que los hombres amaran a Dios y a su prĆ³jimo. Si amas a Dios, no tomarĆ”s Su nombre en vano, y si amas a tu prĆ³jimo, ¡ciertamente no le levantarĆ”s falso testimonio ni robarĆ”s sus cosas!

Pero La intenciĆ³n de los diez mandamientos no era sĆ³lo hacer que la gente amara a Dios y al prĆ³jimo, tambiĆ©n era lograr que amaran “de corazĆ³n limpio”, y las Ćŗnicas personas que tienen un corazĆ³n limpio son las personas salvas (Salmos 24:3,4). Por eso el SeƱor dijo: “Bienaventurados los de limpio corazĆ³n, porque ellos verĆ”n a Dios” (Mateo 5:8). Entonces, el objetivo de Dios al dar los diez mandamientos era lograr que todos se salven, y los obedezcan con un corazĆ³n limpio (salvo).

No me entiendas mal, Dios aprueba cuando las personas no salvas obedecen sus mandamientos. ¡Lo sabemos porque eso es lo que sucederĆ” en el reino milenial! El reino comenzarĆ” con la muerte de todos los incrĆ©dulos de la tierra en la batalla de ArmagedĆ³n. Nadie, excepto los de limpio corazĆ³n, entrarĆ”n en el reino que Cristo entonces establecerĆ” en la tierra. Pero las personas salvas que entren al reino tendrĆ”n hijos que deberĆ”n elegir por sĆ­ mismos ser salvos.

Y la mayorĆ­a de esos hijos en el reino milenial, elegirĆ”n no serlo, como siempre ha sido el caso con los hijos de los hombres. Esto eventualmente resultarĆ” en que el SeƱor gobierne en medio de Sus “enemigos” (Salmos 110:2), “con vara de hierro” (Apocalipsis 19:15), “con justicia” (IsaĆ­as 32:1), la justicia de los diez mandamientos. En ese dĆ­a, todos los habitantes del planeta obedecerĆ”n los diez mandamientos, incluidos los no salvos, quienes obedecerĆ”n el mandamiento con un corazĆ³n impuro.

El problema de obedecer el mandamiento con un corazĆ³n impuro es que no cambia el corazĆ³n de un hombre. Sabemos esto porque despuĆ©s del reino milenial, los enemigos que Dios tendrĆ” que derrotar en la batalla de Gog y Magog serĆ”n “como la arena del mar” (Apocalipsis 20:7-9). ¡Claramente, 1.000 aƱos de obedecer los diez mandamientos con un corazĆ³n impuro no habrĆ”n cambiado los corazones de la gran mayorĆ­a de los hombres!

Es por eso que el objetivo de Dios al dar los diez mandamientos nunca fue que los hombres los obedezcan exteriormente, mientras que interiormente hierven, simplemente esperando su oportunidad de rebelarse contra Ɖl, como serĆ” el caso en el reino milenial. No, el objetivo de Dios al dar los mandamientos era hacer que la gente fuera salva y que los obedeciera con un corazĆ³n puro. Esa era la intenciĆ³n de los diez.

El proceso comienza cuando el incrĆ©dulo escucha los mandamientos y adquiere “el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20; 7:7). Entonces podrĆ” ver su necesidad de un Salvador y creer en el evangelio. Esto le permite entonces obedecer los diez mandamientos con un corazĆ³n puro y con “buena conciencia”. Los incrĆ©dulos no pueden obedecer los diez mandamientos mediante una buena conciencia, porque “incluso su mente y su conciencia estĆ”n contaminadas” (Tito 1:15).

Pero cuando un hombre salvo obedece los mandamientos de Dios, lo hace por “fe no fingida”. La palabra “fingir” significa simular (I Samuel 21:13), por lo que la fe no fingida era fe genuina, la que el propio Timoteo tenĆ­a (II Timoteo 1:5). En el reino milenial, los no salvos tendrĆ”n que fingir fe, pero la meta del mandamiento en la dispensaciĆ³n de la gracia es “el amor nacido de corazĆ³n limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida”. ¿EstĆ”s cumpliendo el propĆ³sito de Dios?


Al lector (por Berean Bible Society): Algunos de nuestros artĆ­culos de Dos minutos fueron escritos hace aƱos por el pastor C. R. Stam para publicarse en periĆ³dicos. Cuando muchos de estos artĆ­culos se compilaron posteriormente en forma de libro, el pastor Stam escribiĆ³ esta palabra de explicaciĆ³n en el prefacio: "Hay que tener en cuenta que la columna del periĆ³dico, Dos minutos con la Biblia, se publica desde hace muchos aƱos, por lo que los acontecimientos locales, nacionales e internacionales se discuten como si hubieran ocurrido recientemente. En lugar de reescribir o fechar estos artĆ­culos, los hemos dejado tal como estaban cuando se publicaron por primera vez. Esto, nos pareciĆ³, aƱadirĆ­a interĆ©s, especialmente porque nuestros lectores saben que aparecieron por primera vez como artĆ­culos de periĆ³dico". A esto aƱadirĆ­amos que lo mismo ocurre con los artĆ­culos escritos por otros que seguimos aƱadiendo, periĆ³dicamente, a la biblioteca de Dos minutos. Esperamos que estĆ© de acuerdo en que, aunque algunas de las referencias de estos artĆ­culos son de hace tiempo, las verdades espirituales que enseƱan son atemporales.

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